EL BALLET COMO MOTIVACIÓN MORAL DURANTE LA GUERRA
De 1918 a 1939 la humanidad enfrentó una de las épocas más violentas en su historia.
De 1918 a 1939 la humanidad enfrentó una de las épocas más violentas en su historia.
EL BALLET COMO MOTIVACIÓN MORAL DURANTE LA GUERRA
De 1918 a 1939 la humanidad enfrentó una de las épocas más violentas en su historia. Los países reclutaron civiles, los preparó y los hizo soldados inexpertos. Así muchas personas quedaron desamparadas, sin familia u hogar; solamente el arte les proporcionaba ánimo e ilusiones. Por su parte, la danza clásica fue un elemento que facilitó la tolerancia hacia las injusticias, ocasionadas por los conflictos bélicos. Empezando por la inclusión social de todos los individuos a pesar de sus diferencias físicas, étnicas, de género, entre otras. Así pues, el ballet otorgó motivación moral durante el período entre guerras.
El baile dio una razón a la sociedad para soportar las inclemencias de la guerra. Quienes participaban en las batallas eran solamente los varones. Las mujeres quedaban desconsoladas ya que ellas no podían defender a su patria y perdían a sus hombres, padres, hermanos, esposos e hijos. El único consuelo que ellas encontraban era en el manifiesto de sus emociones a través del arte, por ejemplo, en la danza. Tal es el caso de la inglesa Beryl Grey, una huérfana que se acostumbró a bailar durante los ataques aéreos: “Nunca pensamos en parar, nosotros estábamos haciendo lo que nos gustaba, y si afuera había bombas, eso era lo que había” (Guasch, 2014). Grey no abandonó su sueño de bailar, al contrario, vio en la guerra una oportunidad para convertirse en Prima Ballerina Assoluta. Fue una muestra de cómo se motivó para continuar con su vida.
La danza incluyó socialmente a todos los individuos. El tipo de arte escénico es ilimitado por lo que desde ese entonces se contemplaba en ambos géneros y se practicaba a casi cualquier edad. De la misma forma, promovía la superación de estereotipos y escrúpulos por cultura. Así pues, no había demasiados limitantes, cualquier persona con la capacidad física podía practicarla, independientemente de su género, color de piel o situación socioeconómica. En palabras de Ninette de Valois: “Dios nos dio exactamente los mismos dedos, los brazos, las piernas y los pies, pero en nuestros diferentes países los dividió todo un poco diferente” (Royal Opera House, 2012). Para ella y otros artistas, la diversidad enriquecía el espectáculo. Lo anterior debido a que el ballet trabajaba desde la capacidad de la gente y no desde sus limitaciones.
El ballet ayudó a los individuos a tolerar la guerra. Durante los conflictos armamentistas, los europeos se ubicaban en pequeños teatros improvisados, donde conseguían tranquilidad, paz y serenidad. Esto debido a que la danza los entretenía y acogía. Al mismo tiempo, el baile se armonizaba con el entorno, haciendo así que se olvidaran del exterior y solamente se enfocaran en la coreografía. Un ejemplo claro de lo anterior fue cuando Beryl Grey bailó en pleno ataque bélico: “En 1944, durante una función del Lago de los Cisnes, un V2 explotó encima, el ruido de la bomba se mezcló con el crescendo de los violines, seguí bailando” (Guasch, 2014). Así pues, el ambiente belicoso se ignoraba y se vivía en paz por al menos unos minutos.
El ballet no solo fue un medio de entretenimiento, sino que también, fue un recurso que brindó motivación moral a una sociedad. Esto debido a que se consideró una disciplina que expresaba la manifestación de sentimientos y emociones a través de movimientos y gestos corporales. Fue capaz de alentar la integridad moral.
La ucraniana Yulia Voitina administraba en Járkiv una cadena de estudios de ballet antes de la guerra, pero los cerró. Cuando regresó en marzo de 2023, se dio cuenta de que no tenía ni el dinero ni las alumnas para reabrirlos. Pero abrió uno, aunque apenas si le da ganancia. Antes de la guerra tenía unas 300 alumnas, hoy tiene 20.
Sintió que tenía que hacerlo. “No hay nada para los niños en Járkov. No hay escuelas ni kindergarten, los niños se la pasan en internet”, comentó. “Necesitan verter sus energías en algún lugar donde reciban emociones positivas. Y el ballet, en particular, es como una salvación para ellos”.