ALIANZA LIMA IGUALÓ 1-1 CON ALIANZA ATLÉTICO EN MATUTE
Por la fecha 2 del Torneo Clausura 2025, Alianza Lima empató 1-1 con Alianza Atlético en Matute
Por la fecha 2 del Torneo Clausura 2025, Alianza Lima empató 1-1 con Alianza Atlético en Matute
ALIANZA LIMA IGUALÓ 1-1 CON ALIANZA ATLÉTICO EN MATUTE
Por la fecha 2 del Torneo Clausura 2025, Alianza Lima empató 1-1 con Alianza Atlético en Matute, dejando una vez más la sensación de que su estructura deportiva no termina de entender el campeonato local.
Ni la clasificación reciente a los octavos de final de la Copa Sudamericana, ni el entusiasmo en la interna del club por su campaña internacional, bastaron para imponer condiciones en casa ante un rival modesto, sin figuras ni grandes recursos, pero con orden y convicción. Alianza Atlético, con muy poco, logró llevarse un punto valioso del Estadio Alejandro Villanueva y dejó en evidencia las contradicciones de un club que ilusiona afuera y decepciona adentro.
El equipo dirigido por Néstor "Pipo" Gorosito muestra dos caras. En torneos internacionales, su fútbol vertical y de presión alta logra incomodar a equipos con mejores plantillas y tradición. Pero en la Liga1, esa misma apuesta suele diluirse ante rivales que conocen el terreno, el ritmo y las mañas del campeonato doméstico. En este contexto, Alianza parece ser un equipo "extranjero en su propia casa", incapaz de sostener su jerarquía en un torneo que, por inversión y estructura, debería dominar.
No es un fenómeno nuevo. Alianza Lima arrastra hace varias temporadas una extraña dualidad: entusiasma en Libertadores o Sudamericana, pero cuando regresa a la realidad nacional, se diluye, se enreda, se desconecta. Como si su maquinaria solo funcionara bajo presión internacional, cuando hay reflectores y cámaras foráneas; cuando vuelve a lo doméstico, esa maquinaria pierde fuerza, como un motor de lujo que no responde en caminos de tierra.
La pregunta, entonces, es estructural. ¿Es Alianza Lima un equipo pensado para lo internacional pero mal adaptado al fútbol peruano? ¿O es que el campeonato local exige otras herramientas que la institución aún no termina de identificar?
En La Victoria celebran los logros continentales —y con razón—, pero los puntos perdidos ante rivales como Alianza Atlético, en casa y sin excusas, comienzan a pasar factura. Si no se corrige esa fractura entre la ilusión internacional y la frustración local, será difícil sostener ambos frentes con éxito.
El empate deja a los íntimos en una posición incómoda: siguen sin ganar en el Clausura y suman apenas dos puntos en dos fechas. Mientras tanto, sus rivales directos por el título comienzan a marcar distancia. El fútbol peruano, aunque muchas veces menospreciado por sus propias deficiencias, sigue siendo un campo de batalla donde ningún gigante puede dormirse. Ni siquiera uno que brilla bajo las luces de la Sudamericana.