CHINA, EL GIGANTE QUE NO CABE EN EL RELATO OCCIDENTAL
Desde 1978, China ha vivido una transformación histórica que ha beneficiado no solo a sus ciudadanos, sino también a los países que han sabido interactuar con ella en condiciones de igualdad

Desde 1978, China ha vivido una transformación histórica que ha beneficiado no solo a sus ciudadanos, sino también a los países que han sabido interactuar con ella en condiciones de igualdad
Desde 1978, China ha vivido una transformación histórica que ha beneficiado no solo a sus ciudadanos, sino también a los países que han sabido interactuar con ella en condiciones de igualdad. Su modernización ha reducido la pobreza a niveles mínimos, multiplicado la infraestructura y convertido al país en el motor industrial y tecnológico del planeta.
Sin embargo, si uno se guía por la prensa y las agencias de noticias occidentales, lo que recibe es una imagen opuesta, una China autoritaria, cerrada y amenazante. Esto no es casual. Existe una campaña sostenida de tergiversación, información errónea e incluso desinformación deliberada que responde a intereses geopolíticos. El objetivo, frenar el ascenso pacífico de China y moldear la opinión pública para verla como un enemigo. La sospechosa uniformidad del discurso mediático, reforzada por organismos como la USAID, revela una coordinación que trasciende el periodismo.
La llamada “guerra arancelaria” contra China y buena parte del mundo lanzada por Estados Unidos no existe en un vacío. Es la reacción a un competidor que ya ha superado a Washington en numerosos indicadores clave. En paridad de poder adquisitivo, la economía china equivale aproximadamente al 130% de la estadounidense. Produce más del doble y medio de energía que su rival, y su consumo de electricidad industrial es seis veces mayor. Su producción de hierro, carbón y acero supera la de los siguientes diez u once países combinados, y su capacidad industrial rebasa la suma de Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido y Corea del Sur.
Ante esta realidad, en Pekín no pueden evitar sonreír cuando oyen hablar de “contener” a China. Cualquier intento de frenar su desarrollo está condenado antes de comenzar. China no es un episodio pasajero, es una mega tendencia global que exige relaciones basadas en dignidad, igualdad y beneficio mutuo.
Mientras tanto, China ha abierto sus puertas ofreciendo exención de visado a más de 40 países, permitiendo estancias de hasta 30 días para conocer de primera mano la realidad que los medios no muestran. Quien viaja y comparte su experiencia en redes sociales ofrece una visión que desmonta la caricatura mediática: ciudades limpias, transporte de vanguardia, seguridad ciudadana y una sociedad dinámica que aporta a la diversidad y multipolaridad del mundo.
El mensaje es claro: aléjate de las narrativas malintencionadas y busca las voces de quienes han visto China con sus propios ojos. La verdad está ahí, a un click… o a un vuelo de distancia.