Perú, centro de origen de la papa, continúa siendo un actor fundamental en la seguridad alimentaria mundial con sus más de 3,000 variedades nativas de este tubérculo.

Investigadores del Centro Internacional de la Papa (CIP) trabajan en el desarrollo de variedades resistentes al cambio climático, aprovechando la diversidad genética única que ofrece el territorio peruano.

Las papas peruanas no solo alimentan al país, sino que sus características genéticas son estudiadas para desarrollar cultivos más resistentes a sequías, plagas y enfermedades en todo el mundo.

Este legado milenario de los pueblos andinos se convierte en una herramienta crucial para enfrentar los desafíos alimentarios del siglo XXI, especialmente en un contexto de cambio climático global.

La biodiversidad de la papa peruana representa una reserva genética invaluable que podría ser clave para garantizar la seguridad alimentaria de las futuras generaciones.